Cómo revertir la atrofia muscular
En este blog te cuento cómo la electroestimulación te puede ayudar a tratar la atrofia muscular.
Veamos los tipos de atrofia que existen.
La Distrofia Muscular tiene dos vertientes
1.- Genética
2.- No Genética
Distrofia muscular genética
1.- La distrofia muscular se clasifica según el tipo de mutación genética que la causa, así como por la edad de inicio y la gravedad de los síntomas.
La distrofia muscular de Duchenne es el tipo más común de distrofia muscular y es causada por una mutación en el gen de la distrofina, una proteína que es esencial para la función muscular normal.
La distrofia muscular de Becker es similar a la de Duchenne, pero la mutación es menos grave y los síntomas son menos severos.
También hay otros tipos de distrofia muscular, como la distrofia muscular congénita, la distrofia muscular facioescapulohumeral, la distrofia muscular de Emery-Dreifuss, entre otras.
Estas distrofias musculares tienen diferentes causas genéticas y síntomas.
Distrofia muscular no genética
2.- La distrofia muscular adquirida puede ser causada por enfermedades autoinmunitarias que atacan los músculos, como la polimiositis y la dermatomiositis.
También puede ser causada por la exposición a toxinas, como el plomo o el mercurio.
Además, existen otras condiciones que pueden presentar síntomas similares a los de la distrofia muscular, como la miopatía inflamatoria, la miopatía mitocondrial y la atrofia muscular espinal, entre otras.
Estas condiciones pueden tener causas genéticas o no genéticas.
Desde una perspectiva no genética, las formas adquiridas de distrofia muscular pueden ser causadas por diferentes factores, como enfermedades autoinmunitarias, infecciones virales, exposición a toxinas, lesiones musculares, falta de actividad física y envejecimiento.
La polimiositis y la dermatomiositis son dos enfermedades autoinmunitarias que pueden causar distrofia muscular adquirida.
También otras enfermedades autoinmunes generan distrofia, provocando inflamación y debilidad muscular que pueden progresar con el tiempo.
La distrofia muscular adquirida también puede ser causada por infecciones virales como la infección por el virus de Coxsackie, el VIH y otros procesos infecciosos están aún por conocer y que sabemos están presentes por los patrones de química de sangre y los desajustes en los perfiles linfocitarios en los pacientes.
Enfermedades autoinmunitarias
Las enfermedades autoinmunitarias, como la polimiositis y la dermatomiositis, pueden provocar distrofia muscular adquirida.
Estas enfermedades se producen cuando el sistema inmunológico del cuerpo ataca los propios tejidos del cuerpo, incluidos los músculos.
Infecciones virales
Algunas infecciones virales pueden provocar distrofia muscular adquirida. Los virus que más comúnmente están implicados son el virus de Coxsackie, el VIH y otros procesos infecciosos que sabemos están presentes.
Exposición a toxinas
La exposición a toxinas puede dañar los músculos y provocar debilidad muscular.
Lesiones musculares
Las lesiones musculares, como las que se producen en accidentes automovilísticos o deportivos, pueden provocar debilidad muscular a largo plazo.
Atrofia por desuso
Una falta de actividad física y una vida sedentaria puede llevar con el tiempo a una atrofia muscular.
Envejecimiento
A medida que envejecemos, nuestros músculos pueden volverse más débiles y menos flexibles, lo que puede afectar la movilidad y la función muscular, aumentando el estrés oxidativo en el organismo.
Más factores de riesgo
Problemas de mala absorción, desequilibrios de aminoácidos, así como los trastornos endocrinos, incluyendo las disfunciones tiroideas y adrenales, pueden contribuir a la distrofia muscular adquirida.
Los aminoácidos son los bloques de construcción de las proteínas, que son fundamentales para la estructura y función muscular. Si el cuerpo no puede absorber adecuadamente los aminoácidos, puede haber un desequilibrio en la síntesis y degradación de proteínas, lo que puede llevar a debilidad muscular y otros síntomas similares a la distrofia muscular.
Los trastornos endocrinos también pueden tener un efecto significativo en la función muscular. La disfunción tiroidea, por ejemplo, puede afectar la tasa metabólica del cuerpo, lo que puede influir en el mantenimiento muscular.
La disfunción adrenal, por otro lado, puede provocar debilidad muscular , fatiga, destrucción de tejidos.
¿Por qué no crece el músculo cuando entrenas y tomas proteína?
Hay individuos que a pesar de entrenar rigurosamente en el gimnasio y consumir proteínas en abundancia, no logran incrementar su masa muscular. Esto puede deberse a varios factores, incluida la presencia de distrofia muscular.
Si a pesar de realizar ejercicios de fuerza y alimentar el músculo con proteína tu masa muscular no aumenta, necesitas hacer una analítica completa de sangre para profundizar más.
Estos son los indicadores en un análisis de sangre que podrían apuntar a un proceso de distrofia en el cuerpo humano:
· Creatinina quinasa (CK): Enzima localizada en los músculos que se desprende al torrente sanguíneo ante una lesión muscular. Valores altos de CK pueden sugerir daño muscular, como el que sucede en casos de distrofia muscular.
· Ácido úrico: Producto residual del metabolismo de las purinas presente en la sangre. Altos niveles de ácido úrico en sangre pueden asociarse con inflamación y estrés oxidativo en el organismo, lo cual puede llevar a la pérdida de masa muscular.
· ALT (alanina aminotransferasa): Enzima ubicada en el hígado y otros tejidos del organismo, incluyendo los músculos. Valores altos de ALT pueden indicar daño muscular o hepático.
· Nitrógeno ureico (BUN): Parámetro que evalúa la cantidad de urea en la sangre, un desecho resultante del catabolismo proteico. Niveles altos de urea pueden indicar un incremento en la descomposición de proteínas, lo cual puede suceder en la distrofia muscular.
· Proteína C reactiva (PCR): Sustancia proteica generada por el hígado en respuesta a la inflamación en el organismo. Concentraciones elevadas de PCR pueden denotar inflamación, frecuentemente observada en trastornos autoinmunes vinculados a la distrofia muscular adquirida.
· Mioglobina: Proteína hallada en los músculos que se libera al torrente sanguíneo al producirse una lesión muscular. Valores altos de mioglobina pueden sugerir daño muscular, como en casos de distrofia muscular.
· LDH: Enzima ubicada en varios tejidos del organismo, incluidos los músculos. Concentraciones elevadas de LDH pueden señalar daño muscular o tisular.
· Fibrinógeno: Proteína generada por el hígado que desempeña un papel crucial en la coagulación sanguínea. Niveles altos de fibrinógeno pueden señalar inflamación en el organismo, frecuentemente observada en trastornos autoinmunes vinculados a la distrofia muscular adquirida.
· AST (aspartato aminotransferasa): Enzima presente en distintos tejidos del organismo, incluyendo los músculos. Concentraciones elevadas de AST pueden denotar daño muscular o tisular.
· Miostatina: Proteína producida en los músculos que regula su crecimiento. Concentraciones elevadas de miostatina pueden apuntar a una disminución de la masa muscular, como en casos de distrofia muscular.
· Factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF): Proteína originada en el cerebro relacionada con el desarrollo y supervivencia de células nerviosas. Una baja concentración de BDNF en sangre puede estar vinculada a la reducción de la masa muscular y el deterioro en la función muscular.
· Interleucina-6 (IL-6): Proteína generada por el organismo en respuesta a la inflamación. Niveles elevados de IL-6 en sangre pueden señalar la presencia de inflamación, comúnmente observada en enfermedades autoinmunes asociadas con distrofia muscular adquirida.
· Vitamina E: Antioxidante que protege las células del daño oxidativo. Bajos niveles de vitamina E en sangre pueden estar relacionados con la disminución de masa muscular y debilidad.
· Fosfatasa alcalina: Enzima presente en diversos tejidos, incluyendo músculos y huesos. Concentraciones elevadas de fosfatasa alcalina en sangre pueden ser indicativo de daño muscular o tisular.
· Vitamina D: Vitamina crucial para la salud de músculos y huesos. Bajos niveles de vitamina D en sangre pueden incrementar el riesgo de debilidad muscular y caídas, especialmente en adultos mayores.
· Troponina: Proteína producida por los músculos cardíacos que se libera en la sangre al haber daño en el tejido muscular del corazón. Valores altos de troponina en sangre pueden indicar daño muscular cardíaco, lo cual puede ser un síntoma de distrofia muscular.
· Hormona del crecimiento: Hormona generada por la glándula pituitaria, esencial en el crecimiento y desarrollo muscular. Bajos niveles de hormona del crecimiento en sangre pueden estar relacionados con la pérdida de masa muscular y debilidad, particularmente en adultos mayores.
· Ferritina: Proteína que almacena hierro en el organismo y es producida por el hígado. Concentraciones elevadas de ferritina en sangre pueden estar relacionadas con inflamación y estrés oxidativo en el organismo, lo cual puede contribuir a la pérdida de masa muscular.
· Cortisol: Hormona producida por las glándulas suprarrenales que ayuda a regular el metabolismo y la respuesta al estrés. Niveles elevados de cortisol en sangre pueden estar asociados con la pérdida de masa muscular y debilidad.
Como puedes ver, en muchos casos el crecimiento muscular va mucho más allá del músculo.
Antes de iniciar un programa para revertir la atrofia muscular es importante tomar estos factores en cuenta y en caso necesario, investigar en profundidad para así determinar cuál es la mejor estrategia a seguir para ayudarte a recuperar la masa muscular perdida.
Sé feliz
Pedro García